HISTORIA Y CURIOSIDADES
Para saber sobre las riñas de gallos debemos remontarnos a su origen asiático y hacer un recorrido por la Europa de lejanos tiempos hasta avanzar a nuestros días y poder así realizar un trayecto detallado por Inglaterra, Francia y España como naciones en las cuales arraigó esta costumbre, según cuentan los relatos y tradiciones, desde los reyes hasta los campesinos más pobres. Fue tras la colonización del nuevo mundo cuando aparecería esta tradición que conocemos hoy.
Origen Asiático del gallo combatiente:
Este animal de combate parece tener un origen muy remoto, en el continente asiático, para algunos vinculados a Medina, tierra montañosa y de clima frío, y gallos salvajes como los Bankivas o Ayumatán procedentes del Himalaya y el sudeste asiático, aunque, según otros, viene además del Gallus Sonerati, de Asia Menor.
Hay noticias de que los combates de gallos, y por supuesto, el culto a estos animales, se practicaban en la india, según refleja la presencia allí de estas aves, a veces consideradas de origen noble y objeto de cría y realización de peleas por parte de los maharajás, poseedores hasta hoy de galleras señoriales y antiguas.
Tal era la popularidad de estos combates en Asia menor, entre los fenicios, hebreos y otros pueblos, que el hecho de que se dedicaran al transporte comercial en el mundo entonces conocido ayudó a la difusión de esta costumbre por el Mediterráneo.
Las peleas de gallos en la Europa de la antigüedad:
Jóvenes griegos enfrentando a dos gallos. Jean-León Gérôme (1824-1904) museo D’Orsay, París.
En la antigüedad el gallo está presente y es motivo de atención de muchas culturas, tanto por su naturaleza vigilante y combatiente como por su peculiar función simbólica.
En la Europa Antigua encontramos aficionados famosos como Alejandro Magno (356-323 a.C.), el cual, tal y como recogen ciertos escritos, organizaba peleas de gallos la noche antes de una batalla para transmitir a sus soldados coraje y valor.
A raíz de la victoria de Atenas contra Persia, una ley ordenó que cada año se celebrara en esa ciudad griega una solemne riña de gallos a la cual obligaban a asistir a los ciudadanos jóvenes para recordar su simbolismo y aprender la moral de combate de estas aves. También, como curiosidad, se puede señalar que en una de las obras de platón, ‘El Fedón”, hacen alusiones a las riñas de gallos.
Los griegos expandieron su pasión por estos animales de pelea por todos sus dominios y áreas de influencias, y después de ellos, también lo hicieron los romanos; podemos ver muchos grabados, mosaicos y pinturas de esos animales y sus peleas que datan de estas fechas o más antiguas que corroboran la importancia de estos animales (por ejemplo, se encuentran representaciones de estas peleas en los restos arqueológicos de Micenas, hacia el año 2000 antes de Cristo).
Europa (siglos XV al XX):
Desde los tiempos antiguos hasta siglos más cercanos se ha ido alternando en Europa etapas de auge y decadencia e incluso de prohibición.
En Inglaterra, esta afición se demostraba en sus inicios con la celebración legal de las peleas hasta mediados del s.XIX, inicialmente como deporte de la nobleza y de los colegiales, para luego popularizarse (fighting coks). Fue Jacobo I (1603-1625) quien consolidó la denominación de gallos ingleses como raza de gran valor y disposición para el combate.
Tal fue la afición en las islas británicas y tal el disfrute de los reyes que vivieron esta etapa del gallo en Inglaterra, que se requirió a ciertas escuelas la enseñanza a sus alumnos de aspectos tales como la crianza y acondicionamiento del gallo, como parte importante para su futuro papel en la sociedad.
The Cockpit, William Hogarth
En Francia, desde la edad media, el coq à combat se convirtió en una crianza popular francesa y el gallo siempre ha tenido mucha importancia para ellos, encontrándose en el emblema nacional galo. Se conoce la actividad del Circo Gallístico de París instalado en el Casino a finales del sXIX gracias a varios escritos en periódicos.
En España hay que destacar la historia y curiosidades del Gallo Combatiente Español, especialmente en Andalucía y Canarias, ya que son los lugares de este País, donde se permiten las pruebas de selección para la cría y fomento de la Raza.En la necrología de España se puede distinguir evidencias de la domesticación del Gallo Combatiente Español en la edad de Bronce (1500-1100 años antes de Cristo), es por este hecho que existen dos teorías referentes a su origen, las cuales se exponen a continuación:
1ª) El combatiente fue introducido en España por los FENICIOS y CARTAGINESES hace 3000 años, posteriormente, algún siglo después, con los romanos (los huestes de los cesares) o normandos, paso a las Islas Británicas. Por tanto, a los ingleses le llegó el gallo muy posterior a los españoles y descendería del gallo español.
2ª) El Combatientes Español procede del gallo salvaje mediterráneo (razas luchadoras del mediterráneo), o sea, proceden del tronco mediterráneo. Y en efecto, exceptuando su postura vertical y porte más delgado y esbelto, los demás rasgos morfológicos son idénticos. Mucho después pasó a las Islas Británicas con la invasión romana o normanda.
De estas 2 teorías, la que últimamente está cobrando más fuerza entre todos los expertos e investigadores que se dedican a su estudio en España, es la segunda, por tanto, el origen del Combatiente Español no está en tierras lejanas sino en nuestro mediterráneo.
Con el descubrimiento de América por parte de los Españoles, el Combatiente Español fue llevado a esas tierras, principalmente a través de personas de condición humilde (agricultores y artesanos) que probaban fortuna en el Nuevo Continente y para ello, entre sus pertenencias llevaban “El Combatiente Español”, aunque también la nobleza contribuyó a ello. Esto hizo que El Gallo Español se extendiera por casi todo el continente americano, desde la USA Hispana, hasta Tierra del Fuego (Argentina). Muy posteriormente, a partir del Siglo XVII, con la colonización anglosajona de América del Norte, se introdujo el Viejo Combatiente Inglés, el cual fue cruzado con el Combatiente Español en todas aquellas zonas que habían sido previamente colonizadas por los españoles.
“En libros americanos especializados en el tema tratan también la raza española, caracterizándola por su combatibilidad […] Así Fabres y Uribe los describen como esgrimistas, de gran acierto con los cachos, buenos para barajar y esquivar, de mucho ataque e ímpetu y buena resistencia, llegando a valorarlos como superiores al “old english game”.”
Lo que si esta contrastado es que los ingleses aprovecharon su estancia en España para llevarse a su tierra diferentes razas de animales, que modificaron y las inscribieron como suyas.
Lo que últimamente viene padeciendo la Raza Española, es la falta de rigor ético de algunos enrazadores españoles, al introducir en sus cruces razas foráneas (oriental principalmente), obteniendo un animal híbrido. Este problema se está intentando atajar, impidiéndose en los reñideros la inscripción de aves “calcutas, mediacrestas o aguilillas” o con cualquier otro síntoma morfológico que denote un hibridaje de la raza. De todas formas, en éste apartado queda mucho camino por andar, y ni mucho menos, podemos estar satisfechos los defensores del “Combatiente Español”.
Se puede decir que estamos entrado en una nueva etapa en la que se antepone el valor de la Raza a todo lo demás, en definitiva se antepone la cultura de un ave ancestral.
BIBLIOGRAFÍA
‘Peleas de gallos en América’, Maria Justina Sarabia, Noriega Editores, México, ISBN: 9681869109
‘El Gallo Español de Combate’, Dr. Edsel J. Bixler.
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